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El reto de despertar a Vincenzo de su prolongado letargo, me está brindando la oportunidad de profundizar y conocer aspectos de la coyuntura de la época, intentando comprender las circunstancias y motivaciones que ellos experimentaron. Lo cierto es que si no abandonamos nuestra perspectiva, algunas situaciones resultan hoy impensables o difícilmente comprensibles.
Dejando atrás sus raíces y lazos afectivos, estos aventureros o supervivientes sortearon las vicisitudes que traía aparejado el largo viaje en barco hasta su destino y en la Argentina del s. XIX que les acogió, encontraron un escenario no menos inquietante que el de la travesía, aunque igual de esperanzador.
Todos mis bisabuelos maternos fueron colonos o hijos de colonos que se establecieron en la provincia de Santa Fe:
Todos mis bisabuelos maternos fueron colonos o hijos de colonos que se establecieron en la provincia de Santa Fe:
Por aquella época, estas tierras eran una inmensa extensión de tierra fértil y desierta, peligrosamente expuestas a las invasiones indias.
Es de suponer que inmersos en esa realidad, no resultase sencillo establecerse y formar una familia, así es que un poco llevada por la curiosidad y otro poco por el prejuicio de que al acceder al compromiso matrimonial –presumo- debía de existir un conocimiento previo o relación amorosa, me dispongo a investigar.
Probablemente porque del período 1872-1881 no se conservan registros de los pasajeros que entraron al puerto de Buenos Aires vía ultramar o bien porque su llegada fue por vía fluvial a otro puerto de los que no existen archivos, en el caso de mi bisabuelo Comolli, no tengo constancia de la fecha exacta de su llegada a Argentina, aunque si su incorporación en el primer contingente de vecinos que participó en la fundación de Villa Ocampo. En contrapartida, los registros existentes confirman que no compartió travesía trasatlántica con su esposa, ya que mi bisabuela Regina desembarcó en Buenos Aires en diciembre de 1884 (acompañada de su hermano Angelo de 12 años), contrayendo matrimonio dos meses después, en San Antonio de Obligado.
Este hecho me lleva a formular dos hipótesis: que debía de existir un conocimiento previo en sus sitios de procedencia (personal o familiar) o que Vincenzo buscó esposa en su entorno de coterráneos, siguiendo las pautas endogámicas de la época.
En el caso de mis otros bisabuelos maternos, se dio el curioso hecho de que Rosa Mascazzini estaba comprometida con mi abuelo Julio (primogénito de Vincenzo y Regina)... pero decidió casarse con Avelino Chámarez. Como solución de compromiso, estableció una nueva estrategia matrimonial en la que le “reservaba” a su ex-prometido, la primera hija que tuviese fruto de ese matrimonio... que resultó ser mi abuela María.
Intentando comprender la motivación de esta alianza tan particular, resulta necesario ahondar en la figura de mi bisabuela Rosa Mascazzini: hija del matrimonio formado por los italianos Paolo Mascazzini (1849) y María Broggi (1864), comparte con mis otros bisabuelos una experiencia común: su padre Paolo Mascazzini, formó parte de la caravana de colonos que participaron activamente en la fundación de Las Toscas, ciudad que la vio nacer, allá por 1895.
No sé si su cambio de rumbo en la opción matrimonial, tuvo una motivación romántica o de otro tipo, aunque resulta llamativo el hecho de que su elección final recayese en Avelino Chámarez, ya que este bisabuelo nacido en 1887, era hijo de José Chámarez y Salomé Kaufmann, que a diferencia del resto de mis tatarabuelos maternos, no son de origen italiano: José es portugués y Salomé, suiza, cuestión que confirma la excepción exogámica.
De nuestras conversaciones, recuerdo que mi abuela María me transmitió alguna vez, un dejo de admiración por su abuela Kaufmann. Salomé tenía 12 años cuando partió de Amberes en Marzo de 1856 a bordo del Packet, junto sus hermanos Elisabeth, Gaspar, Rodolfo y Jacobo, acompañando a sus padres Kaspar Kaufmann y Elisabeth Richner.
Es de suponer que inmersos en esa realidad, no resultase sencillo establecerse y formar una familia, así es que un poco llevada por la curiosidad y otro poco por el prejuicio de que al acceder al compromiso matrimonial –presumo- debía de existir un conocimiento previo o relación amorosa, me dispongo a investigar.
Probablemente porque del período 1872-1881 no se conservan registros de los pasajeros que entraron al puerto de Buenos Aires vía ultramar o bien porque su llegada fue por vía fluvial a otro puerto de los que no existen archivos, en el caso de mi bisabuelo Comolli, no tengo constancia de la fecha exacta de su llegada a Argentina, aunque si su incorporación en el primer contingente de vecinos que participó en la fundación de Villa Ocampo. En contrapartida, los registros existentes confirman que no compartió travesía trasatlántica con su esposa, ya que mi bisabuela Regina desembarcó en Buenos Aires en diciembre de 1884 (acompañada de su hermano Angelo de 12 años), contrayendo matrimonio dos meses después, en San Antonio de Obligado.
Este hecho me lleva a formular dos hipótesis: que debía de existir un conocimiento previo en sus sitios de procedencia (personal o familiar) o que Vincenzo buscó esposa en su entorno de coterráneos, siguiendo las pautas endogámicas de la época.
En el caso de mis otros bisabuelos maternos, se dio el curioso hecho de que Rosa Mascazzini estaba comprometida con mi abuelo Julio (primogénito de Vincenzo y Regina)... pero decidió casarse con Avelino Chámarez. Como solución de compromiso, estableció una nueva estrategia matrimonial en la que le “reservaba” a su ex-prometido, la primera hija que tuviese fruto de ese matrimonio... que resultó ser mi abuela María.
Intentando comprender la motivación de esta alianza tan particular, resulta necesario ahondar en la figura de mi bisabuela Rosa Mascazzini: hija del matrimonio formado por los italianos Paolo Mascazzini (1849) y María Broggi (1864), comparte con mis otros bisabuelos una experiencia común: su padre Paolo Mascazzini, formó parte de la caravana de colonos que participaron activamente en la fundación de Las Toscas, ciudad que la vio nacer, allá por 1895.
No sé si su cambio de rumbo en la opción matrimonial, tuvo una motivación romántica o de otro tipo, aunque resulta llamativo el hecho de que su elección final recayese en Avelino Chámarez, ya que este bisabuelo nacido en 1887, era hijo de José Chámarez y Salomé Kaufmann, que a diferencia del resto de mis tatarabuelos maternos, no son de origen italiano: José es portugués y Salomé, suiza, cuestión que confirma la excepción exogámica.
De nuestras conversaciones, recuerdo que mi abuela María me transmitió alguna vez, un dejo de admiración por su abuela Kaufmann. Salomé tenía 12 años cuando partió de Amberes en Marzo de 1856 a bordo del Packet, junto sus hermanos Elisabeth, Gaspar, Rodolfo y Jacobo, acompañando a sus padres Kaspar Kaufmann y Elisabeth Richner.
Después de dos meses de travesía, llegaron al puerto de Buenos Aires, para retomar la marcha rumbo a Santa Fe, donde participarían activamente en la fundación de la Colonia Esperanza, la primera colonia agrícola organizada del país.
Salomé contrae matrimonio en primeras nupcias con Joseph Benz, compatriota suizo que como ella, había formado parte del primer contingente esperancino. A los 21 años da a luz su primera hija, a la que más tarde se suman 5 vástagos más, entre ellos Teófilo Benz, que contrajo matrimonio con su prima Micaela Kaufmann, hija de su hermano Gaspar, que desempeñó una labor decisiva en la fundación de las colonias Helvecia (1865), Romang (1873) y Las Toscas (1880).
El denominador común de todos estos matrimonios, es que compartían una misma realidad: lugar de origen, confesión religiosa, intereses y experiencias... hasta que Salomé enviuda y se casa en segundas nupcias con José Chámarez. Este señor portugués estaba bajo las órdenes del Gral. Obligado y le dio a Salomé (que por aquel entonces ya contaba con 38 años) tres hijos más, entre ellos a mi bisabuelo Avelino, que es el que finalmente emparentó con la rama italiana de la familia, decisión avalada por la estrecha relación existente entre su hermano Gaspar Kaufmann y el padre de mi bisabuela Rosa, Pablo Mascazzini.
El resultado del dibujo de mi árbol genealógico, me llevó a ahondar en la cuestión matrimonial de mis ancestros y pretender establecer los lazos que subyacían en estas verdaderas alianzas familiares. Me hubiese gustado descubrir alguna historia de amor entre sus protagonistas, pero tengo la sensación de que por aquella época, la cuestión amorosa quedaba relegada a un segundo plano, primando los intereses de otro tipo.
O quizás, era una mera cuestión de supervivencia...
