De vuelta en Italia... buscando respuestas

Hace unos años, cuando mi madre me implicó en este camino de búsqueda y evocación, una de sus aspiraciones manifiestas –por una mera cuestión emocional-, era la obtención del reconocimiento de su ciudadanía italiana (por "Ius Sanguinis". Así es que después de la enorme satisfacción de poder “reconstruir” su historia casi desde la nada y de ver cumplido aquel viejo anhelo de caminar juntas por la tierra de sus abuelos, llegó el momento de presentar toda la documentación requerida por el Consulado de Buenos Aires, con el fin de materializar este empeño.

Lo cierto es que nunca pensamos que después de las reiteradas visitas a la Oficina Consular, nuestro cometido desembocaría en un nuevo reto que nos llevaría de vuelta a Italia, aunque en esta ocasión, no solo por esa inexplicable necesidad de nutrir nuestras raíces familiarizándonos con sus escenarios o simplemente por pura evocación, si no empujados por una cuestión más bien práctica: la de desvelar, demostrar y certificar aquellos hechos vitales relacionados con su identidad, los mismos con los que paradójicamente mi bisabuelo Vincenzo nos “legó”... documentalmente hablando.

Quizás movidos por el convencimiento de que las cosas no suceden “porque si”, quizás intuyendo que todo contratiempo trae aparejada una oportunidad  o quizás motivados por ese pensamiento esgrimido por aquel conocido teólogo y matemático inglés que sentenciaba aquello de que "El pesimista se queja del viento, el optimista espera a que cambie y el realista ajusta las velas..." desembarcamos nuevamente en esta hermosa tierra que –más allá de cualquier otro reconocimiento-, innegablemente llevamos impresa en la propia sangre y que siempre conlleva un verdadero placer visitar.


En la Comuna

Dado que era un requerimiento expreso del Consulado, teníamos claro que en esta ocasión, el objetivo principal consistía en obtener su “Certificato Storico di Stato di Famiglia”. A este respecto, es preciso hacer hincapié en que mi bisabuelo nació en el año 1857 y que los datos obrantes en el Registro Civil italiano, son aquellos registrados con posterioridad a 1866 –año de su implantación-, por lo que es importante tomar este año como una frontera imaginaria que nos permitirá orientar cualquier búsqueda.

Con esta premisa nos presentamos en su Comuna de origen para formalizar la gestión, provistos de toda la información con la que contábamos en ese momento, con el fin de facilitar y garantizar su localización. Aportamos los datos de sus padres y hermanos (gracias a los registros de nacimiento obtenidos a priori en los libros parroquiales) y fechas concretas de fallecimiento (acaecidas con posterioridad a nuestra “frontera imaginaria” de 1866).

Gracias a esta información (especialmente la fecha de fallecimiento de Giovanna, que nos posibilitó localizar su acta y ésta a su vez, reportó su domicilio de entonces), pudieron encontrar nuestro ansiado “foglio di famiglia”:


Después de la indescriptible emoción que “nos certificó” que allí estaban todos y teniendo en cuenta que con esta “prueba adicional”, el consulado pretendía justificar o resolver el enigma que subyace con el apellido materno que aparece declarado en las actas de matrimonio y muerte de mi bisabuelo de Argentina,  nos dispusimos a examinar minuciosamente los datos obtenidos, previsiblemente recogidos entre 1869 y 1875.

Dado que Giovanna había enviudado años atrás, aparecía como “capo di famiglia”, en la casa que habitaban de Vicolo dell'Oro Nº 7, de Arcisate. El núcleo familiar estaba compuesto por ella, 6 de sus hijos (entre ellos Vincenzo), su nuera, tres nietos y otra persona definida como “extraña” (Cleofe Crilidue) que en realidad compartía con mi tatarabuela la experiencia de ser hija “dell'Ospedale di Milano” o “bambina esposta”,  que por aquel entonces estaba bajo su tutela.

Con el pasar del tiempo, a esta información inicial se le incorporaron aquellos cambios que afectaron a la familia: una † para significar las muertes de Giovanna  (sin especificar la fecha), la de su nuera Vittoria Bizzozzero (en 1871, aunque gracias a los registros parroquiales sabemos que ambos decesos se produjeron a causa de la Viruela, con un día de diferencia) y el fallecimiento de su nieta Genoefa, cuatro años después. También se incorporaron los matrimonios de sus hijos y el de Cleofe, con los cambios de residencia que en la mayoría de los casos, el nuevo estado civil traía aparejado. Y el nacimiento de otra nieta, que Giovanna no llegó a conocer...

Una información valiosísima e inestimable como buscadora...  pero -como me temía-, insuficiente para la burocracia consular. De hecho en este sentido, la “fotografía familiar” nos obsequiaba con una nueva pieza en nuestro eterno rompecabezas, ya que el apellido transcrito de Giovanna no era ni “Capellani”, ni “Cappellazzi”, ni “De Vecchi”...  en esta ocasión, la registraron como Giovanna Daverio, lo que suponía un nuevo escollo para el fin que pretendíamos.

No obstante, como por aquel entonces mis temores aún no se habían confirmado, decidimos aprovechar la coyuntura del viaje y la empatía de los funcionarios del Comune di Arcisate, para pedirles que comprobasen si existía algún registro en el que constase un cambio de residencia de Vincenzo (teniendo en cuenta que emigró entre 1877 y 1884) o incluso la notificación de su muerte (acaecida el 06/08/1894), ya que confiaba que acotando las fechas, podrían encontrar algo. Y afortunadamente, así sucedió: el 26/04/1895 (casi 9 meses después de su fallecimiento), en la Comuna se recibió una copia autenticada y legalizada del Acta de Muerte de mi bisabuelo, procedente de Buenos Aires:


A mi modo de ver, este hallazgo suponía un hecho irrefutable para aportar al expediente de ciudadanía de mi madre, máxime cuando por aquel entonces, el hospital italiano de Buenos Aires emitía un certificado de deceso que el propio Consulado certificaba y notificaba en Italia, a través del “Ministero dell' interno” y la “Regia Pretura Locale” para que fuese transcrito en los libros de la respectiva Comuna de origen=> ver prueba 1, prueba 2 y prueba 3... (aunque en el Consulado aseguran que no disponen de ningún archivo que posibilite su cotejado).

Como en otras cuestiones de la vida cotidiana, a veces no resulta fácil separar la parte emocional de la parte racional. Y en cuestiones genealógicas, puedo afirmar que determinados propósitos... pueden conducirnos por caminos inciertos.

Lo cierto es que nunca sentí afinidad por la matemática, pero en este caso, se hacía necesario recurrir a una ciencia exacta, para despojarse de cualquier especulación emocional que pudiese alterar una realidad documentada. Y aunque a nuestro modo de ver, el requerimiento consular ya había sido resuelto sobradamente, decidimos anticiparnos nuevamente a sus probables objeciones, empleando lo que en matemáticas se llama demostración por reducción al absurdo o prueba por contradicción, partiendo del siguiente silogismo, que el Consulado admite como válido:
  1. Mi bisabuelo nació entre 1857 y 1860 en Arcisate (documentado en el nacimiento de uno de sus hijos en Argentina y la transcripción remitida por el consulado a la propia Comuna en la que se notificó su fallecimiento
  2. Era hijo de Paolo Comolli y Giovanna "Cappellazzi/Capellani" (según la declaraciones recogidas en su Acta de Matrimonio y su Acta de Defunción en Argentina)
El hecho es que necesitábamos probar que efectivamente esta Giovanna era la madre de Vincenzo, por lo que en base a estas dos premisas proseguimos con la búsqueda, aunque el resultado nos condujo por si solo a un absurdo. No obstante tengo que decir que el hecho de ejercer de "abogado del diablo"... ¡resultó sumamente enriquecedor!

En la Parroquia

Después de un encuentro milagrosamente casual, habíamos acordado reunirnos con la infatigable Angela en la Parroquia del pueblo, por lo que acudimos a la hora convenida con el objetivo de consultar los Estados de Almas que allí se conservan, a pesar de que el párroco anterior ya nos había anticipado que los períodos que abarcaban estos registros estaban incompletos.

Gracias a la información que nos habían facilitado en el Archivio Storico del Brefotrofio di Milano, sabíamos que Giovanna había sido confiada a una familia de Arcisate (Vincenzo Pinardi y Caterina Comi), en 1825. Por aquel entonces, mi tatarabuela tenía 9 años y dado que permaneció en Arcisate hasta su muerte en 1871, confiábamos en poder encontrar aquí alguna pista, que nos ayudase a reconstruir su historia.

Al abrir la caja, nos encontramos con cinco carpetas rotuladas como "Stato d'Anime", que contenían las visitas pastorales realizadas en 1817 y 1818 -1821- 1829 - 1835 y 1943, por lo que -afortunadamente-, Giovanna "se manifestó", aunque siguiendo con la tónica que resultará ser una constante en su vida "documental" (y un rompecabezas en la nuestra), esta vez apareció registrada como "Domenica Defuchi, dell'Ospedale Nº 1438".


Al margen de este hecho, resulta gratificante comprobar "la otra historia" que este documento de 1829 nos mostró: allí apareció una joven Giovanna de 13 años con su familia de acogida, compuesta por Vincenzo Pinardi de 70 años, su esposa Maria Cattª Comi de 59, su hijo Antonio de 34 años,  su mujer Maria Calcagni de 31 y cuatro nietos (Pietro Antonio de 7 años, Mª Teresa de 4, Angiola de 2 y Vincenzo, de pocos meses). Curiosamente, todos estos nombres coinciden con los que años después Giovanna escogería para sus propios hijos y en el caso de mi bisabuelo, se da la circunstancia que -además del nombre- su padrino de bautismo fue el nieto pequeño de Vincenzo Pinardi (también llamado así), quizás como un acto de agradecimiento, quizás como una prueba de afecto o quizás por una combinación de ambos.

Como en el caso de mi tatarabuelo Paolo también teníamos algunas dudas con respecto a la identidad de su madre, a raíz de que en su acta de matrimonio declarase ser hijo de Teresa Caverzasi y en su acta de defunción se reflejó que era hijo de Anna Maria Origoni, decidimos cotejar los correspondientes registros  de nacimiento-matrimonio y muerte con los estados de almas existentes, lo que nos llevó a comprender la razón que justificaba su declaración: cuando tenía 6 meses, su padre Battista contrajo segundas nupcias con Teresa, después de que Anna Maria muriese al dar a luz. No sé si cuando Paolo se casó desconocía este hecho, teniendo en cuenta que por aquel entonces tenía 22 años. Lo único que hoy sabemos a ciencia cierta, es  que el nombre que en aquel momento aportó, es el de la persona que le había criado y -suponemos-, consideraba su madre.

Stato d'Anime 1817                                    Stato d'Anime 1821
               
Además de las particularidades familiares, la lectura de estos documentos nos permitieron conocer dos singularidades relacionadas con nuestro apellido: antes de derivar en "Comolli", el originario utilizado formalmente fue "Comolo" y junto a éste, se acostumbraba a significar (además del nombre del padre, precedido por "di" o "fu" para diferenciar si estaba vivo o había fallecido), un mote que identificara al genearca o a su núcleo de procedencia. En el caso de mis ancestros, estos fueron identificados como "Bellia" y/o "Bilia" y otros "Comolo" fueron "Marchetto", "Sapetto", "Mansini"..., que en ocasiones venían precedidos por la aclaración "detto".

Volviendo a los míos y gracias a la tremenda complicidad de Angela, en esta ocasión pudimos avanzar hasta la 6ª generación, después de localizar el registro del año 1750 en el que aparece asentado el bautismo del abuelo de mi tatarabuelo, llamado Domenico Comolo "di Bellia".

En el Archivo de Estado

A finales de 2008, cuando aún desconocía la comuna de origen de mi bisabuelo, me puse en contacto via email con el Archivio di Stato di Varese, con el fin de avanzar en este cometido. Los pocos datos que por aquel entonces pude aportar para facilitar su búsqueda, eran los que conocía en virtud de las actas y censos de Argentina. Pasadas dos semanas, en aquel entonces me respondieron que no encontraron ningún registro de mi bisabuelo y me sugirieron que canalizase la misma solicitud en la Comuna de Varese, ya que ellos conservaban los "registri dello Stato Civile" de las comunas pertenecientes a la Provincia de Varese (cosa que hice por mail, fax y carta postal, aunque nunca obtuve una respuesta directa, aunque si un negativo por otra vía).

Cuatro años después -esta vez provista de información precisa-, decidí aprovechar la coyuntura del viaje y acercarme para consultar sus fondos, concretamente los interesantísimos Registros de "Leva" y el "Catasto Lombardo Veneto" de Arcisate, ya que contaba con dos antiguos domicilios obtenidos en la Comuna y en la parroquia, respectivamente.

Condicionada por el tiempo y a mi pesar, no pude profundizar con el Catastro lo que hubiese sido deseable, solo lo esencial para conocer los datos que contenía y el sistema utilizado para registrar la información. Comencé localizando el mapa comunal de Arcisate de 1857, que a su vez estaba dividido en varias secciones, lo que te permitía individualizar el domicilio buscado (en mi caso, 1 y 2). El fondo se completaba con un libro en el que aparecía un índice alfabético de los propietarios asociados a una referencia, la que te permitía localizar en un segundo libro ("delle partite d'estimo dei possessori"), mayor información física, económica y registral de la propiedad referenciada (titulares, superficies, tipos de terreno, renta...).

Mientras me familiarizaba con el contenido de esta documentación, el encargado del archivo me acercó el libro "Leva sui nati nell'anno 1857" que había pedido, por lo que -a mi pesar- tuve que cerrar el capítulo del catastro, priorizando el objetivo que me había llevado hasta allí y que pasaba por localizar cualquier información relacionada con la situación militar de Vincenzo. Antes de recrearme en mi búsqueda particular, es preciso conocer el modo en que fueron generados y asentados estos registros.

Cada libro (de unos 6 cm de espesor), contiene los registros (por año de nacimiento) de aquellos hombres nacidos y/o residentes en la provincia, potencialmente enrolables en el ejército. Teniendo en cuenta que fueron elaborados con el fin de asentar la obligada situación militar al cumplimiento de los 20 años, todos llevan en su carátula y portadas interiores, la siguiente denominación: "Leva sui nati nell'anno [X] e classe dell'anno [X+20], del Mandamento di ..."

Además -por la ley Rattazzi-, en aquella época la provincia se dividía administrativamente en "Circondario" => "Mandamento" => "Comune" (consultar perfil histórico institucional por topónimos) por lo que -siguiendo el mismo formato-, cada libro está subdividido en sus correspondientes "Mandamenti", que son los que a su vez incorporan  las Comunas que cada uno de ellos comprendía. En resumen, dado que los libros no cuentan con un índice alfabético, la búsqueda resultará más o menos complicada de lo que -a priori- se pueda prever, ya que va en función del año y lugar de nacimiento/residencia de nuestro ancestro.

En el caso de mi bisabuelo Vincenzo (a pesar de aquella respuesta negativa que hoy disculpo y atribuyo a la imprecisión y ambigüedad de los datos que aporté), con el libro de los nacidos en el año 1857 en mano, busqué las hojas que recogían a los residentes en el Mandamento di Arcisate (por aquel entonces perteneciente al Circondario de Varese y éste a su vez, a la Provincia de Como)... y para mi sorpresa, allí estaba:


En este registro de 1877, se declara su profesión (albañil) y su condición de "renitente" (cuestión que era perseguida penalmente). En cuanto al resto de datos, mencionar que tanto la fecha como el lugar de nacimiento, los nombres de sus progenitores y el apellido de su padre coinciden con el registro parroquial, sin embargo en esta ocasión, Giovanna aparece con el apellido "Derochi".

Como una vez más, el apellido de Giovanna aparecía distorsionado y dado que por entonces sólo dos hijos varones fueron los supervivientes, decidí ahondar con su hijo mayor Pietro Paolo, que le llevaba 15 años a mi bisabuelo Vincenzo (el pequeño de todos los vástagos). Al encontrar su registro en el libro correspondiente a los nacidos en el año 1842, pudimos saber que medía 1.66m, que era agricultor, que fue exento de sus obligaciones militares por ser el primogénito de madre viuda y que era hijo del fallecido Paolo y de Giovanna "Daverio". Con la certeza de estar ante los protagonistas del mismo grupo familiar, la hipótesis que justifica este hecho es que los apellidos "Derochi" y "Daverio" están extendidos en la zona, a diferencia del apellido inventado "De Vecchi" que sólo portaba Giovanna a raíz de su origen singular.

Como además de mis Comolli de Arcisate, tenía otras inquietudes y enigmas familiares por resolver, decidí extender al Mandamento di Tradate la consulta, en los libros correspondientes a los años 1842-1847-1848-1849-1850 y 1851. Y allí también encontré a mi tarabuelo Paolo Mascazzini... ¡al que llevaba años buscando! Tal como presumía, había nacido en Venegono Superiore y como curiosidad, señalar que había sido declarado incapacitado por una malformación en el tórax. Como su registro también presentaba algunas inconsistencias, decidí comentarlo con el responsable del Archivo, que amablemente se ofreció a realizar una comprobación en la base de datos que están alimentando con estas transcripciones.

A este respecto y con cierto pesar, me comentó que habían llegado a copiar unos 75.000 registros, pero como a finales de febrero tuvieron una incidencia grave en el servidor y se borraron todos estos datos (incluyendo el backup)... ¡tuvieron que volver a empezar desde cero! Teniendo en cuenta que esta tarea la efectúan en los intervalos de tiempo que no tienen que atender consultas presenciales, solicitudes de búsqueda por escrito u otras tareas prioritarias propias de su función, lo cierto es que el ritmo al que crece esta BBDD... se ve un poco comprometido.

Volviendo a la comprobación (y a pesar de que en teoría esos libros ya habían sido volcados), tanto la búsqueda de Vincenzo como la de Paolo dieron resultado negativo (incluso "acomodando" algunos criterios de búsqueda), pero como afortunadamente en los libros sí que estaban, me consta que tomaron nota de esta evidencia.

En cualquier caso, resulta sumamente esperanzador que -aprovechando las funcionalidades que hoy nos brindan las herramientas informáticas-, se estén tomando iniciativas para transcribir estos registros. En el caso del Archivio di Stato di Como -al que también tuve la oportunidad de visitar-, disponen de listados excel por año de nacimiento con los respectivos nombres y apellidos, por lo que las búsquedas resultan sumamente ágiles y efectivas.


Volviendo a mi cometido particular, decir que -además de la emoción que experimentas cuando encuentras a alguno de los tuyos en algún documento-, pude marcharme de ambos con la certeza de que en ninguno de ellos,  existía ninguna "Giovanna Cappellazzi/Capellani", como madre del ningún Comolli.

En el Archivo Diocesano


Como investigadora, resulta difícil no sucumbir ante las infinitas posibilidades que te brinda su fondo archivístico, por lo que en esta ocasión, delimité y apunté previamente algunas tareas concretas a realizar, con el propósito de documentar las previsibles objeciones consulares que se pudiesen presentar, para probar y refrendar  mi "planteamiento matemático".

Para ello, solicitamos previamente una cita via email, anticipando nuestro interés en consultar -en principio y entre otros- los siguientes registros, con sus correspondientes horquillas temporales :

Libri di battesimi - Arcisate (VA)
Libri di matrimoni - Arcisate (VA)
Libri di morte - Arcisate (VA)
Libri di battesimi - Chiesa di Sant' Alessandro (MI)
Libri di battesimi - Venegono Superiore (VA)

Al día siguiente recibimos la cordial respuesta del Dott. Fabrizio Pagani, en el que nos confirmaba que podíamos acercarnos para consultar los duplicados "dell'anagrafe sacramentaria" (de Lunes a Viernes de 9:15 a 12:15 hrs), además de informarnos que en este Archivo no se conservan los Estados de Almas del siglo XIX, que en cualquier caso deberían de encontrarse en las parroquias (aunque su conservación no era obligatoria).

Una vez allí, después de que el encargado de las admisiones nos recibiese afectuosamente ya que recordaba nuestro paso anterior, subimos a la sexta planta, que es donde se encuentra ubicada la sala de lectura. Nada más traspasar la puerta, pudimos ver algunas caras familiares e incluso percibir alguna sonrisas de complicidad, que hicieron más agradable -si cabe-, nuestra fructífera estancia.

Lo cierto es que cuando consultas, racionalizas y fotografías este tipo de registros, nueve horas distribuidas en tres días no dan para mucho, por eso es preciso tener presente el objetivo que se persigue, ya que es muy tentador dispersarse y sucumbir a aquello de "andarse por las ramas".

Y esta vez, tenía muy presente que mi cometido pasaba por:
  • Fotografiar TODOS los nacimientos que se habían producido en Arcisate entre 1856 y 1860, para demostrar que no existía otro Vincenzo Comolli (destacar que el único existente es mi bisabuelo, hijo de Paolo y Giovanna De Vecchi. De hecho, de todos estos nacimientos, no hay ningún niño, madre o padre apellidado Cappellazzi/Capellani). 
  • Descartar la posibilidad de que Giovanna hubiese contraído matrimonio después de enviudar y a su vez comprobar (entre 1820 y 1881), si alguna persona apellidada Cappellazzi/Capellani se había casado en la Comuna durante este período: una vez más, el resultado fue negativo.
  • Fotografiar los registros de matrimonio de los hermanos de mi bisabuelo, con el fin de constatar y testificar los diferentes apellidos con los que había sido registrada Giovanna, resultando "Derocchi" en dos casos, "Avverio" en uno y "Devecchi" en otros dos.
  • Comprobar en el libro de defunciones de Arcisate (contemplando cualquier otra posibilidad), la existencia de algún registro con el apellido Cappellazi. Sólo por su similitud, destacar la existencia de una Giulia “CASTELLAZZI” -también niña expósita-, fallecida en 1832 con 3 meses de edad y sin ninguna vinculación con la familia de Paolo ni con la adoptiva de Giovanna, que  además -por aquel entonces- tendría 16 años.
  • Fotografiar los nacimientos de TODOS los hijos de mis tatarabuelos, con el fin de constatar y testificar el apellido con el que se había registrado a Giovanna. Destacar que afortunadamente en este caso, sus 8 vástagos aparecen correctamente como hijos de Paolo Comolli y Giovanna De Vecchi.
  • Comprobar en el Acta de Bautismo de Giovanna que sus padres biológicos fueron Francesco Piccaluga y Giovanna Mottini (positivo), además de la existencia de alguna nota marginal que haga referencia a cualquier reconocimiento ulterior por parte de algún Cappellazzi/Capellani (negativo).
Prácticamente "con un pie puesto en el avión", aunque decididos a aprovechar esta oportunidad hasta el último minuto, después de profundizar y documentar todos los extremos que demandaban mis Comolli, le había llegado el turno a los registros de Venegono Superiore, población de la que fueron oriundos otros tres de mis tatarabuelos lombardos (Malnati, Cattaneo y Mascazzini), a los que verdaderamente tenía un poco "abandonados". Lo cierto es que no pude avanzar en generaciones precedentes a las que ya había investigado, porque me pareció más importante precisar y documentar lo que había recabado anteriormente, además de aclarar esa parte relacional que el árbol genealógico se empeñaba en mostrarnos constantemente.

Estaba en ello cuando el característico timbre sonó a las 12:15 h, dando paso a un ritual que ya me resultaba familiar y que consiste en volver a guardarlos cuidadosamente en su archivador, que finalmente va atado por dos lazos. Mientras los anudaba, recuerdo la profunda emoción que me embargó y el pensamiento que a modo de susurro, selló un nuevo compromiso con todos ellos: "volveré por vosotros".

Después de agradecer y despedirnos de los allí presentes, bajamos a comer en las inmediaciones del Archivo, antes de trasladarnos al aeropuerto. Coincide que en la mesa de al lado estaba Don Bruno Bosatra, al que le conté en qué derivó mi visita anterior, gracias a su inapreciable ayuda que posibilitó el descubrimiento del origen de mi tatarabuela expósita. Para mi sorpresa, pude transmitirle fluidamente la historia de Giovanna con tremenda emoción y franco agradecimiento, en un idioma que al principio de toda esta travesía de tantos años me resultaba ajeno y que -por el afán de comunicar-,  decidí aprender. Aunque también me gusta imaginar que "ellos" hablaron por mí y que de algún modo, en ese momento fui el vehículo con el que los genes y la sangre, finalmente pudieron manifestarse.

De vuelta en casa... abordando la cuestión consular

Como disponíamos de pocos días para realizar el envío de toda la documentación que habíamos recabado de cara a la cita que mi madre tenía concertada en el Consulado de Buenos Aires, necesitábamos desglosar aquella que le resultaría útil, para poder responder puntualmente a tal imposición.

Lo cierto es que la última condición para aceptar su carpeta, pasaba por presentar la siguiente documentación:

  • el Certificado de Nacimiento Integral de mi bisabuelo Vincenzo legalizado por la Diócesis (éste sería el tercero que gestionamos en estos años)
  • el Certificado Histórico de Familia (obtenido en la Comuna en esta ocasión) y 
  • la Fotocopia del Libro en el que aparecía registrado su nacimiento Legalizado por la Diócesis (se llevaron las  fotocopias y las imágenes originales en un CD, ya que la Cancelleria Arcivescovile di Milano solo legaliza los certificados generados por la propia Diócesis, entendiendo que un documento en el que un párroco transcribe y firma y que ellos luego certifican, es el único que tiene validez legal, por ello las fotografías no se admiten bajo ningún concepto, ya que ellos no las hacen y consideran que al ser realizadas por terceros, podrían ser sujetas a cualquier manipulación, con un fin interesado).

Pero como "la experiencia es un grado", decidimos incorporar además, todas aquellas pruebas documentales que demuestran que Giovanna Cappellazzi y Giovanna De Vecchi son en esencia la misma persona y que su hijo, efectivamente es el abuelo emigrado que transmite la ciudadanía a mi madre. Estos documentos fueron:


Inexplicablemente, después de varias horas de estudio y controversia a puertas cerradas en las que llegaron a intervenir hasta seis personas, comunicaron a mi madre que esta vez tampoco aceptarían su carpeta y que el nuevo requerimiento que posibilitaría su tramitación, pasaba por obtener en el Registro Anagráfico Comunal una declaración escrita que justifique la aceptación y transcripción del Acta de Defunción de mi bisabuelo, en la que se certifique que este fallecimiento corresponde a Vincenzo Comolli, hijo de Paolo Comolli y Giovanna "De Vecchi" y por tanto el apellido "Cappellani", fue indicado erróneamente en aquella nota de transmisión
.
Si... por ilógico que parezca, se refiere a aquella notificación recibida en Arcisate, el 07/05/1895...

¿Conclusiones?

Siempre quise pensar que detrás del enigma que mi bisabuelo había planteado con el cambio del apellido de su madre, subyacía un "travieso deseo trascendental" que pretendía motivar el interés de sus descendientes por el conocimiento y profundización de sus raíces de pertenencia: si fue así, doy fe que lo consiguió.

También es cierto que contrapuesto a este deseo, existía una parte racional que atribuía a una simple cuestión práctica, el origen de todo el conflicto. ¿Quizás relacionada con el origen de niña expósita de su madre? (“Cappella” es Capilla y el sufijo peyorativo “zzi” en los apellidos Lombardos denota su condición, por lo que podría referirse a “Quelli della Cappella”). ¿Quizás evitando eludir las consecuencias de su condición de renitente?

En cualquier caso no lo sabemos y quizás no lo sepamos nunca. Pero aún así, prefiero no cejar en este cometido, con la esperanza de que mi madre pueda lucir este significativo obsequio enviado por sus afectos arcisatesi, con el propósito de apoyar, honrar y festejar el reconocimiento de su legítima ciudadanía:


Quiero recordárselo con el propósito de renovar su ilusión, porque no para de decir que sus tiempos se agotan.

Quiero que ya no lo haga solo por una simple cuestión emocional, sino por pura empatía hacia todos aquellos que nos involucramos en este proyecto, con el propósito de que pueda ver plasmado su legítimo deseo.

Quiero que cuando sople sus próximas 84 velitas, recuerde todo este periplo con alegría y complicidad, como justo precio por verlo materializado.

Y todo ello a pesar que sea esa banal necesidad, la que nos haga perseverar en cerrar este capítulo, la misma que nos empuja a seguir comprobando que en cuestiones genealógicas, es como estar ante un "eterno" crucigrama, que inexorablemente espera ser resuelto...






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